- Anciano, anciano, vuelve a contarnos una de tus historias de juventud... de la loca esa del arco por ejemplo.

El larguirucho anciano, con su aún enorme altura, se sienta con dificultad junto a los chiquillos de la apartada aldea...

- Tsuruchi Momoko se llamaba, Tsuruchi Momoko, y si, estaba un poco loca. - una sonrisa asoma en su arrugado rostro.

- ¿Os he contado la batalla de la Alianza de los tres Hombres?... Ocurrió hace mucho, en un momento convulso de mi vida. El destino había querido proveerme de un variopinto grupo de compañeros en aquellos días, en aquellos viajes. - la mirada del anciano se pierde en el infinito y una larga pausa se prolonga.

- ¡Anciano!, que te duermes - dice un chaval de rostro lleno de granos.

El anciano esboza una sonrisa y continúa. - Pues, aquella batalla enfrentó a un gran ejército de escorpiones, contra una alianza de samuráis de los clanes de la Avispa, el Gorrión y el Zorro. Avatares del destino acabé participando junto al bando de la alianza, donde presté mis servicios como yojimbo para los sughenjas Kitsune. Dada la circunstancia, combatí aquella batalla en una loma elevada, en la retaguardia, con los sabios invocadores de Kamis. Desde allí tuve una excelente visión del campo de batalla, y os puedo asegurar lo que aquel día vi.-

En anciano carraspea un poco, toma un trago de sake que lleva en su cantimplora, y continúa. - En el flanco derecho de nuestro ejército se había situado un escuadrón de arqueros Tsuruchi, entre los que se encontraba la entonces joven Momoko-san. Durante la batalla, las flechas Tsuruchi causaron estragos en el ejército escorpión, y os puedo asegurar, que uno no sabe lo que significa una andanada Tsuruchi hasta que no la ve en acción. Cada vez que se oía el chasquido de los arcos, la muerte volaba inaplacable por el campo de batalla.

- Los arcos son de cobardes, mi maestro del Dojo siempre lo dice. - Interrumpe un joven adolescente, de porte chulesco, hijo de samuráis.

El anciano contesta tranquilamente.- Dudo que un arco, una espada o una lanza hagan valiente o cobarde a nadie, yo diría que los hombres son valientes o cobardes, y luego combaten con lo que tienen o pueden. En cualquier caso te puedo asegurar, que si bien no estoy completamente seguro de la cordura de la joven Tsuruchi, no tengo, ni tuve nunca, la menor duda de su valor.-

Carraspea de nuevo el anciano y bebe un trago de sake, para continuar de nuevo con los ojos puestas en el infinito, o quizá en el pasado. - Como iba diciendo, la batalla era sumamente complicada. Los escorpiones habían traído muchos más hombres al combate que el bando de los aliados, y la cosa no pintaba nada bien. En un momento dado, avanzado el combate, los escorpiones abrieron una brecha en nuestro flanco, muy próxima a los arqueros Tsuruchi, que les permitió a una avanzadilla dirigirse directos a nuestro cuartel de mando. Y ya sabéis lo importante que es mantener a salvo el cuartel de mando en una batalla.-

El anciano se acerca más a la hoguera, y su rostro se torna serio y severo, justo cuando continúa con la historia.- Pues bien, dicha avanzadilla comenzó a adentrarse en nuestras líneas camino el cuartel de mando, apoyado por una salva de flechas directa a los arqueros Tsuruchi. Aquella andanada de flechas dejó muchas bajas entre los arqueros Tsuruchi, cuyo valor empezó a titubear cuando los lanceros escorpiones cargaban hacia ellos. De esas flechas una se clavó en plena mano de Tsuruchi Momoko, lo que le impedía seguir disparando las flechas.-

- Esa herida fue dura para la pobre Momoko, tardó semanas en curarse, y todo el mundo habría entendido que se retirase del combate a retaguardia. Pero en ese momento lo único que podía detener a los escorpiones en su avance hacia el cuartel de mando, eran aquellas avispas que empezaban a flaquear. Y entonces, entonces sucedió...

El anciano vuelve a hacer una pausa, y a pesar de que su rostro se mantiene pétreamente severo, por momentos parece que asoma una sonrisa. - La Tsuruchi se adelantó al resto, todos podían verla sangrar profusamente por su mano asaeteada. No sé en qué momento se quitó las sandalias, pero cuando volví a mirar, esta invertida, apoyada sobre sus antebrazos, con las piernas en alto, y sostenía con sus pies el arco y una flecha. No se cómo demonios lo hizo, pero lanzo un flechazo certero directamente al líder de la avanzadilla escorpión, y lo dejo allí mismo, en el acto, muerto. Ante semejante hazaña, los Tsuruchi de su alrededor no podían retroceder, tensaron sus arcos y dispararon una y otra vez contra los escorpiones. Es cierto que los lanceros escorpiones llegaron hasta ellos, y fue una auténtica carnicería. Pero ante aquella oleada de flechas la avanzadilla escorpión tuvo que retroceder, y no tengo ninguna duda que, si hoy estoy aquí con la cabeza sobre los hombros, es porque aquellos escorpiones no pudieron llegar al cuartel de mando. -

-¡Venga ya, eso no se lo cree nadie!!- espeta el joven adolescente de porte chulesco.

- Te aseguro joven que aquella Avispa disparaba con los pies mucho mejor que muchos bushi con las manos. Aunque también es cierto que algún que otro disgusto también nos dieron sus "cabriolas" marciales.- dice sonriendo el anciano.

- Pues yo no querría a una loca como esa conmigo si un día debo partir como hiciste tú, anciano Nabutaro.- interrumpe de nuevo el joven, muy digno.

Se hace un corto silencio en el cual la mirada del anciano se pierde de nuevo, como recordando tiempos pasados. Cuando rápidamente vuelve a mirar al joven. - En esta vida los compañeros no se eligen joven, pero te aseguro que si volviera a mis días de juventud, en los que tantos errores cometí, y pudiera elegir a mis compañeros... volvería a viajar con aquellas Avispa pequeñaja y el resto de los que en ese tiempo tuve el placer de acompañar.

- Sigo pensando que desvarías anciano, lo que cuentas es imposible – espeta el ya impertinente joven.

El anciano pierde la mirada de nuevo en sus recuerdos, y en un tono más bajo, con una sonrisa en el rostro, dice mientras se levanta para irse a dormir.- Puede ser que no me acuerde, ya soy muy anciano, puede que no sucediera exactamente así, pero yo creo que así fue… y estoy seguro que a Momoko le hubiera gustado esta versión de la historia…

Comments (1)

On 20 de marzo de 2017, 14:57 , Shosuro Mariko dijo...

De esas entradas que te hacen sonreir por la complicidad que desprenden, ¡Bravo! :)